sábado, 14 de enero de 2017

Así es como el consumo de drogas destruye el cerebro.



La búsqueda de la sensación de placer es un instinto humano muy poderoso. Cuando hacemos algo placentero el cerebro refuerza los circuitos para aprender que esto deberíamos hacerlo más a menudo. Estas conexiones llamadas el circuito de la recompensa se extienden desde el tronco cerebral (área tegmental ventral), pasando por el sistema límbico o emocional (núcleo accumbens) hasta la corteza cerebral frontal.

Los neurotransmisores son las sustancias químicas que usa el cerebro para comunicar unas neuronas con las otras y transmitir la información. En el circuito de recompensa se usa fundamentalmente la dopamina.

Las drogas alteran el funcionamiento químico del cerebro revolucionando este circuito dándole mucha más dopamina de la que se produce en un proceso placentero habitual. Esto tiene varias consecuencias:

El cerebro intenta readaptarse a este exceso de estimulación, que puede destruir la neurona, disminuyendo el número de receptores de la dopamina en la neurona y aumentando el número de recogedores y degradadores de la misma.
Esto llevará a la tolerancia: el cerebro va a necesitar cada vez más droga para llegar al mismo efecto que la primera vez.

Pero más importantes van a ser las consecuencias en la conducta: las actividades que antes resultaban placenteras, progresivamente dejarán de sentirse igual de satisfactorias e interesantes o motivantes. Ya sólo quedará la droga para llenar ese vacío.

A medida que el cerebro se va adaptando a la presencia de la droga, otros circuitos cerebrales se irán afectando y modificando. El primero de ellos y más estrechamente relacionado con el circuito de recompensa será el circuito de la memoria y el aprendizaje. Este será el encargado de crear el hábito y la adicción.

El aprendizaje de buscar el placer es instintivo, muy fuerte y resistente al olvido. Todo lo que implique conseguir y administrarse la droga estará fuertemente impregnado en el cerebro, convirtiéndolo en automático, compulsivo e inconsciente.

Este condicionamiento de la conducta puede durar muchos años haciendo que algún estímulo (o recuerdo) lleve a desear drogas a alguien después de mucho tiempo de abstinencia.

Además, progresivamente se producirán cambios en las áreas esenciales para el juicio, la toma de decisiones y el control de la conducta. Las consecuencias de estos cambios en el lóbulo frontal serán especialmente perjudiciales en los adolescentes que todavía están desarrollando estas estructuras, y las drogas interferirán en el desarrollo normal de las mismas.

Georgina Vinyes Junqué es miembro de Saluspot y especialista en neuropsicología clínica y neurociencias.

Fuente: GrandesMedios

miércoles, 11 de enero de 2017

¡Emocionante! el bebé que nació con cinco meses y sobrevivió.


Ward Miles nació 15 semanas prematuro, y con altas posibilidades de fallecer, debido a su delicada condición. Pero su mamá, Lyndsey, siempre creyó en él, en su fortaleza y en sus ganas de vivir. VAD
Pese a su bajo peso -tan solo 700 gramos- el pequeño recluido en el Hospital Nacional de Niños en Columbus, Ohio, siempre contó con el apoyo, la esperanza y, sobre todo, el amor de quienes le rodeaban.

Poco a poco y contra todo pronóstico, Ward comenzó a presentar mejoría, a aferrarse a esta nueva vida que el destino casi le arrebata.
Hoy, es un niño sano, alegre y la prueba de que el amor todo lo puede. Aquí te dejamos el video donde su padre, Benjamin Miller, registró su milagrosa recuperación:



martes, 10 de enero de 2017

Los editores alertan sobre el estancamiento de la lectura


Un informe del sector en España exige un plan para aumentar el porcentaje de lectores: el 39% no leyó ningún libro en 2015.

Cada vez se editan más libros en España. Hay oferta y variedad para todos los gustos, tanto en papel como en digital. Así que cabría imaginarse a un ejército de lectores frotándose las manos. Sin embargo, puede que sea solo eso, una fantasía. Porque la realidad y sus datos abofetean: el 39,4% de los españoles no abrió ni un libro en 2015, según el CIS (Centro de Investigación Sociológica). Por esa, y más razones, la Federación de Gremios de Editores (FGEE) presenta este martes el informe La lectura en España 2017, que actualiza alegrías y miserias del sector. Sobre esta base, reforzada por cifras y opiniones de expertos, los editores pretenden renovar la petición al Gobierno para que ponga en marcha un Plan de Fomento de la Lectura como el que plantean desde 2015.

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Se trata del tercer informe con ambición de abarcarlo todo que la federación encarga. El primero llegó en 2002, el segundo en 2008. De ahí que la fotografía empezara a desgastarse e hiciera falta sacar una imagen nueva. “Hay varias diferencias respecto a 2008, y no todas para bien”, explica José Antonio Millán, coordinador del texto, que estará disponible online para cualquier interesado. Por ejemplo, las librerías se redujeron hasta 3.650 en 2013 (casi 700 menos que el año anterior) y en una década ha cerrado el 25% de los puntos de venta de prensa: de los 30.000 de 2006, en 2016 quedaban 22.300. Porque “es un error asociar la lectura solo con las novelas”, destaca Millán.


También, claro, se leen periódicos, cómics o webs. Si se tiene en cuenta, resulta que el 92% de la población es “lectora”. Pero el público que ignora los librossigue dejando números sangrantes y en aumento: en la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales 2014-2015 del Ministerio de Cultura, los que no habían leído ningún libro en un año suponían el 37,8%. De ahí que Antonio María Ávila, director ejecutivo de FGEE, lamente un “estancamiento” de la lectura. Además, el 42% de quienes no leen argumenta que no le interesa.

Apenas consuela saber que el llamado “lector frecuente” —ojo, se califica así al que lee al menos una vez por semana— subió cada año, hasta suponer el 47,2% de los españoles en 2012. Desde luego, para Ávila no basta: “No es razonable que un 39% no lea nunca un libro. Podría entender que fuera un 10%”. Aunque reconoce que parte de la fractura es “irreparable”: “A menudo son personas mayores, desconectadas culturalmente, de zonas rurales, que no han leído ni sentido esa necesidad”.

UN FUTURO DE OPORTUNIDADES


El informe dedica varios capítulos a las novedades que trajo el avance arrollador de Internet y las nuevas tecnologías. "Uno de los factores más interesantes es el auge de las recomendaciones online, por un lado algorítmicas, como las de Amazon, y por otro de prescriptores como blogs y booktubers", afirma José Antonio Millán, coordinador del estudio. 

El texto también se centra en el auge de la narrativa transmedia, aquella que se mueve en varios formatos a la vez (cómic, cine, series, libros, videojuegos...) y invita al fan a participar y ser parte activa. Ejemplos claros son Juego de Tronos, Star Wars o la saga de Harry Potter.

En el último capítulo, escrito por él mismo, Millán traza un perfil del nuevo lector, que mezcla papel y formatos electrónicos, emplea mucho su móvil y vive atento a todo y nada. "Las tabletas han entrado en la lectura nocturna, un nicho que antes pertenecía a libros y revistas. Y han creado un nuevo mundo de acceso pero también más distracción potencial", afirma.

El experto concluye que, pese a su informe, "hace falta un plan de conocimiento de cómo está la lectura. Es decir, descubrir quiénes son los que leen más en detalle y qué leen. A las encuestas la gente responde con una pobreza extraordinaria. Se sabe por ejemplo que ha aumentado muchísimo la lectura digital, pero no hay datos reales", remata. 

Pero, ¿cómo se recluta a más lectores?Ante todo, Ávila y Millán apuntan a la importancia de darle “más valor social” a la lectura. “No se ha trabajado para que esté bien vista. ¿Nuestros líderes políticos, económicos o deportivos suelen aparecer con un libro? Agradeceríamos que el presidente Rajoy nos dijera sus lecturas aparte del Marca”, ataca el director ejecutivo de FGEE. Para los demás frentes, está el informe. Sin datos tan actualizados como se podría esperar en 2017 —“hay estadísticas que llegan incluso año y medio después”, responde Ávila—, el texto sí proporciona un repaso completo a las facetas que contribuyen a la lectura.

El informe muestra así que leen más los jóvenes, los universitarios y los habitantes de municipios de más de un millón de habitantes. También señala que el número de bibliotecas se ha mantenido (eran 6.717 en 2014, el 60,6% públicas) pero los problemas se multiplican: las aprovecha apenas un cuarto de la población, están abiertas menos horas, en 2014 hubo ocho millones de préstamos menos respecto a 2010 (de 60 millones a 52) y las colecciones han envejecido. Prueba de ello es, según Ávila, la caída del gasto en adquisiciones: “En 2009 invertían 1,50 euros por habitante; en 2014, solo 0,56 céntimos”. El documento deja claro además cómo ha disminuido el apoyo público a las bibliotecas escolares.

Y luego está la educación, quizás la clave principal. El texto crítica la LOMCE, la reforma educativa aprobada por el PP en 2013, por varios aspectos. Entre otros, la anterior normativa fijaba “un tiempo diario de lectura no inferior a 30 minutos” para la Educación Primaria. En la nueva ley, ha desaparecido la referencia a la media hora cotidiana y la lectura se junta con otras actividades: “La compresión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las Tecnologías de la Información […] se trabajarán en todas las asignaturas”.

Editores y Gobierno, eso sí, buscan acercarse. Ávila relata que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha pedido "hacer alguna sugerencia o añadido” sobre su Plan de Fomento de la Lectura, pero parece haber voluntad común de sacar el proyecto adelante. Más dinero para las bibliotecas, ayudas a los libreros o un IVA reducido para los libros electrónicos son algunas de las ideas propuestas. Solo así, sostienen los editores, esta gran novela tendrá final feliz.

lunes, 9 de enero de 2017

El libro, un objeto perfecto, ha sido imitado pero no superado.


CON ALBERTO MANGUEL

"No me asusta que se lea en ebook"


Hasta las bibliotecas antiguas tuvieron textos en varios formatos. Es que el libro, un objeto perfecto, ha sido imitado pero no superado.



por László Erdélyi(desde Bogotá)06 ene 2017


Considerado un Montaigne contemporáneo, Alberto Manguel hizo un alto en su tarea de jurado del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez convocado en Bogotá, concurso que "busca jerarquizar al cuento, hoy denostado de forma prejuiciosa por ciertos sectores editoriales diciendo que ‘no vende’" explica en el lobby del Hotel de la Ópera, antes de abordar otros temas. Autor de numerosos libros entre ellos el clásico Una historia de la lectura (1998) y de los recientes Una historia natural de la curiosidad (2015), El viajero, la torre y la larva; El lector como metáfora (2015), y Con Borges (2016), asumió hace poco como director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Es referencia a la hora de hablar de lectores y lecturas, de los problemas que enfrentó la palabra escrita a lo largo de los tiempos, y que enfrenta hoy.
LA CUESTIÓN DEL EBOOK.

—El prejuicio que le resta importancia al cuento, jerarquizando la novela, ¿está vinculado a la aparición de los nuevos medios digitales, y a la forma cómo los jóvenes se relacionan con la lectura?

—La relación de los jóvenes con los medios es otra. Y esa relación no es inocente, tiene que ver con la relación que tenemos en nuestras sociedades de consumo con todas las actividades. Ahora se proclaman los valores de lo breve y lo fácil, y en ese contexto, el cuento debería parecer si no fácil, al menos breve y tentador. Pero el tema no va por ahí.

—¿Por qué?

—Porque el mismo acto de leer representa un desafío a esos valores de consumo. El sistema ha contraatacado tratando de convertir al libro mismo en un objeto de consumo, creando esa literatura basura que se consume como cualquier otro producto. La buena literatura escapa a eso. Yo creo que la necesidad que tenemos de narrar y de leer, y la intuición de que esa lectura y esa escritura necesitan tener profundidad para alimentarnos, es lo que hace que la literatura sobreviva.


—¿Cómo percibe a la nueva generación que lee en tablets, ebooks o en el teléfono móvil?

—Para empezar la nueva generación no es nueva. Esta tecnología comenzó hace más de medio siglo. Siempre surgen nuevas tecnologías en torno al libro, ese es su destino. Fue la tableta de arcilla sumeria, el rollo de papiro, el manuscrito, el códex... No me asusta que se lea en otros soportes como el ebook. Lo que sí me asusta es el extremismo, la exclusión, el decir "sólo esta religión vale". Toda biblioteca, incluso las más antiguas, tuvieron textos en varios soportes. El rollo convivió con la tablilla de arcilla, y después de Gutenberg los manuscritos convivieron con el texto impreso. Y no sólo en texto; también en imágenes, mapas, objetos.

—O sea que esta era no tiene nada de apocalíptico, ni es inédita.

—No es tal. Lo que sí debemos recordar, y quiero insistir mucho en ésto, es que ninguna tecnología es inocente. Un texto leído en tablilla de arcilla, o en un códex, o en la pantalla, no es el mismo texto. Es la ley de Pierre Menard. Y tenemos que ser conscientes de eso, no para eliminar o descartar sino para saber que no es lo mismo vestirse de traje y corbata que con traje de baño.

—¿Cambia la relación con la palabra?

—Exacto. Los lectores sumerios, cuando leían un texto —los que podían, que eran pocos— lo hacían en una tablilla de arcilla del tamaño de una palma de una mano, o más pequeñas, con incisiones, a veces de ambos lados. Las porciones de texto estaban limitadas por la superficie disponible. Estas tablillas estaban agrupadas en cajoncitos, como esos cajones de fruta, de madera. Entonces tú recibías, por ejemplo, la Epopeya de Gilgamesh en una cajita, sacabas una tablilla, la leías, la ponías de vuelta y sacabas otra, y así recorrías el texto. De esa forma tu mente de lector fragmentaba el texto de acuerdo al tamaño de las tablillas. Lo equivalente a capítulos para nosotros correspondían a las tablillas, y tenías una visión física del tamaño del texto total. Podías estar en la tercera tablilla, y saber cuánto te faltaba para terminar. Cuando se inventa el rollo de papiro, hay un cambio radical, mucho más importante que el de la electrónica actual, ya que no hay un texto fragmentado, es el lector el que crea la página al arrollar y desenrollar, como sucede con la pantalla de la computadora. Y la visión que tienes de la totalidad del texto es mucho más difícil de percibir intuitivamente. Cuando San Agustín habla de lectura, hace la comparación con el viaje y dice muy inteligentemente que avanzar en un texto es como avanzar en un terreno, y que el terreno de la memoria, que empieza pequeño en texto vasto, a medida que vas leyendo lo que se incorpora en la memoria se hace vasto, y el territorio del texto se va reduciendo. Esa metáfora es debida al rollo, no lo habría dicho así de tener las tablillas adelante, porque todo está ahí. El rollo representaba un acto de lectura detenido. Lo más práctico era arrollarlo y desarrollarlo sobre una mesa. Las estatuas griegas o romanas son un poco falsas, como los santos, con los grandes volúmenes bajo el brazo. No los leían ahí, los ponían sobre una mesa.

—Además, debían ser poco prácticos para viajar.

—Claro. Hasta que se crea el códex. Algunos dicen que lo creó Julio César para llevarse textos de manera práctica, y otros que fueron los primeros cristianos para poder esconder los textos en sus ropas. El códex, en lugar de convertir el texto en rollo, lo dobla, y eso permite su transporte. En ese momento se crea el objeto perfecto. Creo que el ingenio humano crea ciertas cosas perfectas en determinados momentos que evolucionan hasta un punto: el cuchillo, la rueda. No se puede seguir más allá y decir "la rueda tiene que tener otra forma". La rueda es la rueda, y ya está. El problema es que nuestra mente tecnológica quiere creer que hay un progreso infinito. El biólogo canadiense David Suzuki dijo que hay dos criaturas, sólo dos en el universo, que creen en el progreso infinito: las multinacionales, y las células cancerosas. Pues bien, yo creo que con el códex inventamos el objeto perfecto. A partir de allí hay variaciones, se concibe el tamaño como definitorio del texto y se crea el libro de bolsillo, que permite ser transportado con más facilidad que un antifonario, esos libros litúrgicos muy grandes que había que llevar sobre ruedas. A su vez, un texto leído en una edición de lujo no es lo mismo que leer una edición de bolsillo, toda destartalada, aunque sea el mismo texto.

—Igual que leer en una edición sin imágenes.

—Sin imágenes o sin anotaciones. Cambia la interacción con el texto, el libro como un objeto interactivo que permite al lector anotarlo en las márgenes, leerlo por la mitad, empezar por el final, en una suerte de lectura no programada. La lectura electrónica es toda programada.

—¿Por qué?

—Porque es interactiva, pero solo en la medida en que haya un programa para permitirte esa actividad, una interfase. En cambio en un libro impreso no, donde además están las jerarquías percibidas en la impresión. No anotas con la misma celeridad en un libro de bolsillo que en una edición de lujo que te ha costado miles de dólares. En la lectura electrónica se pierde la noción de jerarquía. El Quijote leído en la pantalla es el mismo en cualquier pantalla, puedes cambiar la tipografía pero es lo mismo, sea una computadora o un Kindle.
MUNDO FANTASMAGÓRICO.

—¿Cómo afecta el ebook a la lectura?

—El ebook permite una lectura fragmentaria y selectiva, no alimentada por el azar. Tú cuando tomas un libro impreso y decides buscar la escena donde Madame Bovary es seducida por primera vez, recorres el libro, te acuerdas más o menos dónde estaba, pero lees ciertas partes. Es decir, hay una presencia entera de la cual tú eliges algo, pero esa presencia está ahí. Si tú buscas eso en la computadora, en el texto electrónico vas directamente a eso, y a veces incluso seleccionas ese párrafo y eliminas el resto del texto. La lectura que se hacía en manuscritos o en libros impresos para estudiar, para cotejar, para memorizar, puede ser eliminada en la lectura electrónica. Yo quiero construir un artículo sobre el cuento, pongo cuento en la computadora, me salen varios sitios, busco los textos, identifico el término cuento y no necesito ver más que esa palabra, copiar el párrafo y pegar uno junto a otro y armar el texto sin leerlo. He escrito sin leer lo que he escrito. Puedo hacerlo. Mucha gente no lo hace, pero los estudiantes lo hacen, y yo tengo que corregir esos textos.

—Falla la apropiación.

—Sí, pero no necesariamente, porque hay buenos lectores de textos electrónicos, aunque es más fatigoso.

—Y más incierto.

—Claro, porque cuando tú posees tus libros, vas a buscar el libro que crees que necesitas, es un acto físico. Esos libros están presentes físicamente en tu mundo. El mundo de la electrónica, por otra parte, es un mundo fantasmagórico, que no ocupa espacio, donde además pueden aparecer todo tipo de cosas. En el campo biológico se explica mejor. Cada tipo de lectura construye en nuestro cerebro un camino neuronal diferente. La lectura de la lengua que tú conoces en manuscrito, la lengua que tú conoces impresa, una lengua que desconoces, una lengua que piensas que es inventada, las mayúsculas, las minúsculas, el chino o el árabe, todo eso pasa por caminos neuronales diferentes. El cerebro construye caminos distintos para esas lecturas. Si tú ves tu cerebro en los equipos médicos que trazan la cartografía de un cerebro, en cada una de esas lecturas se ilumina otra sección de tu cerebro, porque los racimos de neuronas especializadas en esa lectura están agrupadas en zonas distintas. Por eso cuando hay un accidente cerebral puede eliminarse una; te olvidas, por ejemplo, de la segunda lengua que aprendiste, o no puedes leer impresos, es algo muy particular. La lectura del texto impreso y la lectura del texto en pantalla pasan por caminos neuronales distintos, el de la pantalla se parece mucho más al reconocimiento de imágenes donde el ojo ve el conjunto y luego se esfuerza por seleccionar ciertas partes, a veces en secuencia y a veces no. A su vez, aunque esto tecnológicamente está cambiando, el texto en la pantalla es un texto que pestañea...

—Oscila.

—Se apaga y se enciende a una velocidad muy grande. Eso no tendría importancia salvo por el hecho de que nosotros leemos de la misma manera, es decir, a saltos, el ojo salta. Es lo que llaman saccades. Entonces, si lees un texto impreso, como el texto impreso no cambia, el ojo salta-atrapa, salta-atrapa, y lo comunica al cerebro. En la lectura electrónica a veces esa saccade cae en el vacío, y el músculo del ojo se cansa mucho más.

—Punto en contra del ebook.

—Todo esto no tiene que tener una connotación valorativa, porque en ciertos casos es beneficiosa, y en otros no. Pero tenemos que ser conscientes de lo que ocurre para poder decir, al leer La guerra y la paz: "es mejor leerlo en un texto impreso porque el ojo no se fatiga tanto, porque podemos volver más fácilmente a secciones que recordamos, porque somos conscientes del conjunto". Ahora, si queremos un muro de información precisa y al día, el texto impreso va a tardar mucho tiempo en darnos esa información.

—¿Cómo ha sido su experiencia con ebooks?

—Cuando recién aparecieron, hace 20 años, un diario me pidió que usara uno y escribiera de la experiencia. Me pareció un ejercicio inútil esa imitación del texto impreso. Tener algo que imita cómo pasan las páginas... parece una cosa tan infantil. Porque sabes que no están pasando. Son tonterías, como esas bibliotecas falsas del siglo XIX que se hacían para cubrir paredes. ¿Cubrir el ebook con cuero, para que parezca un libro? Es un disfraz. Gutenberg también lo hacía, imprimía textos que se parecían a manuscritos, porque la gente estaba acostumbrada a eso. Yo soy un lector empedernido de lo impreso y ahora, como director de la Biblioteca Nacional de Argentina, estoy pugnando por lo digital y poniendo la mayor parte de mi presupuesto en eso... me siento como el Papa defendiendo al Islam, porque no es una tecnología que yo use. Tengo una biblioteca muy grande, si preciso algo lo compro, pero entiendo perfectamente que los usuarios precisan de lo digital y pueden aprender a usarlo de forma inteligente, sabiendo cuáles son las ventajas y las desventajas de la tecnología.
MALDITOS CUENTOS.

—Está presidiendo un concurso de cuentos de gran convocatoria. El mundo editorial, sin embargo, desestimula la publicación de cuentos. Dicen que no vende.

—En las editoriales hay, como en todo comercio, prejuicios, leyendas, una de las cuales dice que la poesía no se vende, y otra que el cuento no se vende. Son leyes falsas fabricadas por los editores en base a cierta experiencia de trabajo con best sellers. Pero es obvio que el cuento se vende. Hay best sellers universales del cuento como Poe, Maupassant, Cortázar, Borges, incluso los cuentos de Felisberto Hernández. Todos grandes-grandes de la literatura universal conocidos a través del cuento. Creo que el planteo es absurdo, pero está instalado. Por eso cuando Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, me habló de este premio, me pareció muy bien. Lo cual, al mismo tiempo, me planteó una duda: ¿acaso los géneros literarios no son un prejuicio intelectual?

—Esa es una pregunta patotera.

—A ver, con el paso del tiempo ciertos textos adquieren en la mente de los lectores, y en la de los escritores, ciertas características comunes que llevan a definirlos en función de "familias". El problema de los géneros literarios es que a esas definiciones, bien o mal intencionadas, siempre se les escapan miles de ejemplos esenciales. Si decimos por ejemplo "novela", y nos apoyamos en cualquier definición tomada de cualquier diccionario que refiera a la extensión, vamos a encontrar que allí caben El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, de extensiones muy diferentes. Entonces, ¿qué extensión debe tener una novela, cuántas páginas? Son cosas tontas. Lo mismo con el cuento: cómo agrupar en un mismo género un mini relato de Monterroso, o el cuento "Esto no es un cuento" de Diderot, o el "Pierre Menard" de Jorge Luis Borges, o los cuentos castellanos de Calila y Dimna (1251). Lo que tienen en común es que no superan las cien páginas, y hay cuentos como "Los amigos de los amigos" de Henry James, que tienen más.

—Bien, pero las etiquetas están. ¿Por qué las precisamos?

—Porque somos perezosos. No nos gusta la ambigüedad. Creemos saber lo que es el cuento sin definirlo.

—¿Y si lo definimos?

—El rasgo central que define al cuento es la unidad. Es decir, una acción que se cuenta, un personaje central, una unidad de discurso. También hay excepciones. Pero es más o menos lo que entendemos. Igual hay que estar preparado a recibir objeciones. Pero esto ocurre también en otras partes, en Estados Unidos o Canadá, por ejemplo. Allí el formato corto es lo que se escribe por excelencia.

—La canadiense Alice Munro.

—Y miles más. Se puede definir a la literatura canadiense simplemente por las colecciones de cuentos, o por sus cuentistas.

Fuente: elpais.com.uy

sábado, 7 de enero de 2017

Golpe a la eutanasia: despierta tras permanecer en coma 20 años.



Alrededor de veinte años en coma. El polaco Jan Grzebski (en la imagen) ocupa un lugar destacado en los medios de comunicación de todo el mundo. Por un hecho extraordinario: despertó de su larga ausencia física, que no espiritual.

Sufrió un gravísimo accidente laboral y cayó en un profundo coma. Pero recuperó la conciencia por completo. Afirma que “durante estos años fui consciente de todo lo que pasaba a mi alrededor, aunque no podía moverme ni hablar”. Su mujer nunca lo abandonó. Su profunda fe en Dios le hacía confiar en un milagro; que su marido y padre de sus hijos, volviera a la vida. Ella nunca perdió la esperanza en Dios. Y se opuso rotundamente a la aplicación de la eutanasia. Para que Jan no sufriera le aconsejaban. “No lo acepto porque tengo fe y creo que mi marido sanará”.

Gran confusión para todos los eruditos que, cegados por su soberbia, creen estar en posesión de la verdad, del bien y del mal, de los destinos del ser humano. Jan afirmó que “le debe la vida a mi mujer, por la que profesaré un profundo agradecimiento el resto de toda mi vida”. Oía las conversaciones de los médicos y sus comentarios de que no sobreviviría. Y él lo único que quería era vivir. Deseaba ardientemente existir y los médicos planificaban su eliminación. Escuchaba todas las conversaciones de los facultativos. Jan estaba vivo y era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor.

No es lícito matar a un ser humano para no verle sufrir o no hacerle sufrir. Nadie puede autorizar la muerte de un ser trascendental, aunque sea un enfermo incurable, agonizante o en estado de coma profundo. Los cuidados paliativos son el remedio para estas situaciones dolorosas.

La inducción a la eutanasia, atrapar a la muerte, de modo adelantado poniendo fin a la propia existencia, es perverso. Nos topamos con la cultura de la muerte que triunfa en las sociedades opulentas.

Vienen a mi mente las palabras de Juan Pablo II: “Confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana”.

Clemente Ferrer 

miércoles, 4 de enero de 2017

Muchos niños son brillantes aunque sus notas digan lo contrario.

«Educar implica más que nunca informarse, saber, conocer y observar. Nuestro deber como padres es el de educar a nuestros hijos para que sean la mejor versión de sí mismos. Entonces, si está demostrado que niños y adolescentes aprenden mucho más fácilmente cuando los padres tienen un puñado de conocimientos fáciles de recordar sobre cómo funciona el cerebro... ¿Por qué no aprovechar todo lo que se sabe del mismo?», se pregunta la pedagoga Nora Rodríguez, autora de «Neuroeducación para padres» (Ediciones B). Ella escribió este libro con la firme intención de ayudar a que las familias entiendan cómo funciona el cerebro de los más pequeños de la casa.
—¿Qué es lo más importante que deben saber los padres sobre el cerebro de sus hijos?
—Que no hay recetas mágicas. Y que si cada familia es diferente, cada niño no sólo tendrá un diseño del cerebro diferente sino que aprenderá a partir de sus propios recursos. Creo que es una época importante en cuanto al protagonismo educativo de los padres, que deben aprovecharse de las increíbles investigaciones que aporta cada poco la ciencia. También deben ser conscientes de que los colegios aún no logran adaptarse al cambio educativo, por lo tanto son ellos los que, participando junto con sus hijos de un movimiento educativo mundial, pueden empezar a modificar su modo de enseñar.
—Usted habla de periodos de aprendizaje. Quizás por desconocimiento, les enseñamos cosas en momentos que no corresponden con su edad.
—Los aprendizajes que ocurren muchos antes de que estén preparados para ello dañan la autoestima y generan altos niveles de estrés. Esto a la vez se convierte en un modo de entender el aprendizaje con dolor, un dolor emocional que impide avanzar. Hoy la pedagogía actual sustituye esto con nuevos recursos, como por ejemplo, saber cuál es la mejor edad para aprender ciertas cosas.
Ayudamos a los padres a que conozcan el potencial del hijo. Por eso si los progenitores aprenden un poco más sobre la memoria a corto y a largo plazo o sobre la atención, pueden ayudar a su hijo a organizar mejor sus deberes.
Pongamos un ejemplo sobre el tiempo de atención de un niño: este deber ser su edad más «2», lo que significa que si un niño tiene siete años, sólo puede mantener atención sostenida durante 9 minutos aproximadamente. El cerebro se cansa, y debe hacer recreos cerebrales, como bailar, jugar, cantar…
—Dice usted que los niños menores de 14 años pasan demasiadas horas solos en España, y esto es nefasto para su cerebro.
—Los seres humanos somos ante todo seres sociales, necesitamos estar con otros para funcionar bien. Por lo tanto es muy importante reducir las horas que los hijos pasan en la habitación frente a una pantalla. Y también ¡fuera la moda de «no sales de tu habitación hasta que acabes las cuentas»! Un cerebro aislado no aprende.
Como alternativa a esto puede ser de gran ayuda acudir a ciertos actos culturales, abiertos para todos, al que pueden acudir niños y adolescentes. También puede funcionar el voluntariado en familia o por grupos.
Pero hay más cosas que los padres pueden aprender respecto de cómo educar la inteligencia social de sus hijos desde que estos son pequeños: dejando de promover los premios materiales a los niños cuando hacen algo desinteresadamente por otra persona. Porque el cerebro no entiende de premio material, y sí de premios emocionales, como cuando lo que se le devuelve es una sonrisa, o un reconocimiento a través de un gesto, como pueda ser abrazo.
—¿Cómo pueden colaborar la madre y el padre en la arquitectura del cerebro de un bebé recién llegado a casa?
—Cada vez que la madre le habla a su bebé, cuando atiende sus necesidades, cada vez que le sonríe, le mira a los ojos, lo acuna, lo protege, diminutas ráfagas de electricidad se disparan en el cerebro del hijo, espoleadas por el flujo de experiencias sensoriales. Esto demuestra que la madre colabora y modela activamente.
Empatizando con los estados del pequeño, contándole lo que ocurre en su entorno a modo de comunicación aunque no entiendan lo que se dice, contándole sobre lo que hacen o dónde viven… Hoy la mayoría de los padres saben que el ambiente emocional esculpe el cerebro del niño.
—Habilidades, talentos… ¿cuál es la diferencia? Usted dice que no es extraño que los padres se confundan.
—Las habilidades se refieren a una capacidad para hacer algo bien, los talentos revelan cuán bien puedo hacerlo, con cuánta frecuencia, pasión, y poco desgaste de energía. Los niños tienen muchas habilidades y más de un talento, generalmente varios, y no son complicados de ver si se exponen a condiciones adecuadas.
—Los padres que quieran potenciar las habilidades para que salgan a la luz los talentos, ¿qué tienen que hacer?
—Poner al alcance de los hijos experiencias y problemas cotidianos. Pueden por ejemplo mostrarles el tamaño de una caja de zapatos y preguntarles si creen que se pueden guardar ahí X cantidad de objetos, y dejar que luego experimenten. De este modo les ayudan a percibir sus capacidades naturales, van a permitirles sentirse satisfechos y exitosos pero, fundamentalmente, plenos interiormente.
Porque a medida que descubran sus habilidades, averiguarán también aquello que les causa verdadero deleite y placer. La verdadera llama que enciende la motivación proviene del talento, de aquello que te hace brillar. En este sentido: ¡muchos niños son brillantes aunque sus notas escolares digan lo contrario!
—Dice usted que la creatividad hace felices a los niños y que por esto mismo los padres tenemos que tener mucho cuidado con no bloquear su capacidad creativa. ¿Cómo no caer en el error?
—En efecto. Los bloqueadores de creatividad varían en cada etapa pero hay algunos muy claros. Por ejemplo, cuando impedimos la exploración de los límites, según corresponde a cada edad. O cuando les negamos que estén con otros niños de su edad, o que no realicen actividades al aire libre al menos una vez al día. También es un error interrumpirles en los momentos de juego en solitario, o cuando están atentos a algo que despierta su curiosidad. Las interrupciones provocan frustración y esta, no permite que se relajen a su propio ritmo.
Por ejemplo, cuando los padres llevan a un niño de paseo y se queda extasiado viendo una hormiga, o una mariposa, o cuando van a un museo y le obligan a ver todo lo que hay allí sin que él se tome el tiempo para observar y disfrutar quedándose el tiempo que desee frente a lo que le agrada. Esto transmite la idea de que lo que está haciendo no es importante para el adulto.
Otro error tremendo es presionarles psicológicamente con comparaciones con hermanos, porque el otro baila mejor, lee más rápido, toca mejor un instrumento… O vigilarle. Cuando un niño se da cuenta de que es observado por padres o profesores el impulso creativo y el deseo de probar y arriesgarse se apaga y se esconde.
—¿Qué consejos nos da para estas vacaciones?
—Que no estudien ni hagan deberes de vacaciones mientras están solos encerrados en su habitación. En especial si son pequeños, necesitan de la cercanía del padre o la madre (no necesariamente para ayudarle en su tarea si sabe cómo hacerla). Los deberes en vacaciones son necesarios porque los aprendizajes tienen que instalarse en la memoria a largo plazo (y mantenerse) pero eso no significa que los niños deban estar encerrados sin contacto con amigos durante tardes enteras. Al contrario, es bueno estudiar con gente ya que una buena conexión con los demás mejora notablemente el aprendizaje cognitivo.
También es recomendable hacerles ver que puedenaplicar a la realidad lo que ya saben. Por ejemplo, contando la vuelta de las compras mientras aprovechamos para jugar con ellos a «qué hubiera pasado si… te hubiera dado dos monedas de 0,50 céntimos menos?».
—¿Qué es lo que todo estudiante necesita saber para la educación del siglo XXI, según usted?
—Que tiene que dormir bien, porque el cerebro se recarga durante el sueño. Y que tiene que estudiar dando un sentido; separando por etapas lo que tiene que aprender. También que deben mantenerse relajados, e incluir el movimiento en el aprendizaje (por ejemplo, a la hora de memorizar las tablas de multiplicar). Cada vez que le dicen a un niño «no te muevas, estudia», el cerebro aprende peor, o no aprende. De hecho una de la razones de la evolución del cerebro es el movimiento. En esta línea también hay que recordar que es ideal el ejercicio físico antes y después de un aprendizaje, porque se incrementa el oxígeno en la sangre, mejorando la motivación. Y porque se aprende con todo el sistema nervioso, con el tubo digestivo, con los músculos, y con las vísceras.
—Ahora se empieza ver a la adolescencia como una oportunidad evolutiva, más que como una época difícil y compleja. ¿Está de acuerdo?
—Claro que sí. Resulta sorprendente y hasta incomprensible que aún se siga hablando de «la edad del pavo» en tono desesperanzador, cuando hoy sabemos que los cambios que se producen en el cerebro entre los trece y los veinte años en ningún caso disminuyen las capacidades ni hacen que los adolescentes sean peores que los niños o los adultos. Sus capacidades son iguales que las de un cerebro adulto, con la única diferencia de que están preparándose para lo que serán sus logros en la vida.
Lo que los adultos llaman «hacer tonterías» se debe esencialmente al desarrollo lento y desigual del cerebro en esta etapa, que se produce por lo que ha denominado «torpeza neuronal». Es un error pensar que son inmaduros, porque eso es compararlo con el cerebro adulto. En su lugar habría que pensar que se trata de personas jóvenes sensibles y adaptables, que se están preparando para la complicada tarea de alejarse del hogar, y enfrentarse con más adaptabilidad al mundo social que les espera. ¿Por qué no valorar las cualidades propias de la adolescencia más que considerarles un problema? La adolescencia es la etapa de mayor adaptabilidad del ser humano.
—Para terminar, hay un epígrafe del libro que se pregunta cómo pueden saber si los padres van por buen camino.
—Es fácil. Si tu hijo se siente feliz de ser como es, pero con una felicidad que no pasa por el consumismo sino por aquello que le hace verdaderamente bien, si tiene amigos, sabe preguntarse y preguntar, si sabe darse respuestas, comparte, sabe volver a su interioridad por unos minutos... pues entonces vamos por buen camino. Está encontrando atajos para ser la mejor versión de sí mismo.