viernes, 22 de enero de 2021

Cómo se construye la Resiliencia.



Una mujer que tenía ocho hijos enviudó. A partir de entonces, tuvo que trabajar desde el alba hasta el anochecer y, cuando por fin llegaba a casa, estaba tan exhausta que no podía ocuparse de sus hijos. El dinero que ganaba apenas le llegaba para pagar el alquiler, los gastos imprescindibles y una manutención mínima para toda la familia.

Lamentablemente, la cena en aquella casa no estaba asegurada. Y no había unos padres a los que quejarse. Los hermanos se cuidaban los unos a los otros, pero sobre todo era la mayor la que llevaba todo el peso del hogar.

A esta hermana, la mayor, se le ocurrió una idea para poder dar de cenar a sus hermanos. Les enseñó a cantar y formaron un coro. Por las tardes, salían a la calle y cantaban en los patios de las casas. Desde las ventanas, la gente les echaba alguna que otra moneda, que los pequeños se apresuraban a recoger enseguida.

Al vecindario le enternecía aquel entrañable coro de niños. Al regresar a casa, podían comprar comida y, gracias a la creatividad de su hermana mayor, empezaron a cenar todos los días.

Lo interesante del caso es que, muchos años después, ya de adultos y con hijos, uno de estos niños recordaba aquellos momentos como anécdotas divertidas. Al pensar en cómo se las habían apañado para salir adelante, recordaba con cariño, entre risas, el coro infantil improvisado que les había salvado del hambre.

Otro de los hermanos, sin embargo, prefería no recordarlo. A la luz del tiempo, le resultaba humillante y doloroso haber tenido que mendigar por las calles para poder cenar, a pesar de que su madre trabajaba como una mula de sol a sol.


¿Qué hace que un mismo suceso sea superado por unos con humor y, sin embargo, a otros siga resultándoles traumático? Pues precisamente eso que se ha venido a llamar resiliencia: una mezcla de flexibilidad, dinamismo, recursos y buen humor.
¿Cómo se construye la resiliencia?

La resiliencia empieza a fraguarse desde muy temprana edad, desde el embarazo incluso, cuando los padres comienzan a proyectar qué hueco ocupará el bebé en sus vidas. Los recursos que enseñemos a los niños inclinarán la balanza para que, en el futuro, ante situaciones difíciles, sepan salir más o menos airosos o, por lo menos, algo magullados pero no mucho.

Por poner un ejemplo cotidiano, cuando persigo a mi hija de dos años por el pasillo de casa, poniendo muecas raras y voces tenebrosas, la niña sale corriendo sinceramente asustada. Pero ella sabe que es una comedia, y ante el nerviosismo del miedo y de la carrera, empieza a reírse y a gritar con fuerza.

Si dejo de perseguirla, enseguida vuelve a por más, para revivir esas sensaciones. Además, normalmente corre llamando a su madre y búscandola. La madre la recibe protectora y divertida también, recogiendo su demanda de ayuda.


Este simple juego está enseñando a mi hija dos guías de resiliencia muy importantes: la primera, a tomarse los momentos tensos con humor; la segunda, a buscar apoyo social cuando lo necesite. Si interioriza este aprendizaje y consigue adherir estas fortalezas a su personalidad, cuando en el futuro, por ejemplo, tropiece y caiga, será más probable que se ría de sí misma, en vez de criticarse por su debilidad o su torpeza; y también que tienda una mano para que la ayuden a levantarse, en vez de agachar la cabeza avergonzada intentando ocultarse.

La mayor garantía de conseguir una buena resiliencia es haber tenido en la infancia un vínculo afectivo seguro con nuestros progenitores. Un vínculo afectivo seguro y protector –como apuntó John Bowlby en su “Teoría del Apego” y describió Mary Ainsworth con sus experimentos de la “situación extraña”– será crucial para enseñar a los niños que pueden explorar el mundo tranquilamente.

Porque, cuando se sientan inseguros o asustados, podrán regresar entre las faldas de sus padres, quienes incondicionalmente les estarán esperando y les recibirán con besos y abrazos.

Para conseguir esto, primero tenemos una obligación con nosotros mismos como personas, antes que como padres, porque no podremos generar con nuestros hijos un vínculo afectivo seguro y protector si lo hacemos desde el pozo de una depresión o desde la reactividad sobresaltada de una vida que flota en el mar embravecido del estrés y la ansiedad.


Los padres y madres deprimidos suelen interaccionar con sus hijos de formas muy comedidas, con aire flemático, con una prosodia de voz monótona y con gestos apagados y escasos. Pensad que los payasos no se visten de forma tan llamativa por casualidad. Los niños pequeños necesitan mucha estimulación, desde el primer día. De lo contrario, cada vez prestarán menos atención a su exterior y se irán haciendo paulatinamente más introvertidos.

Por otro lado, los padres y madres ansiosos suelen avasallar a los pequeños con sus continuos miedos. Pueden llegar a ofrecerle un cariño excesivo y asfixiante, sobreprotector. Tanto es así, que los niños podrían no sentirse a gusto en cualquier ambiente que no sea familiar.

El infante tendrá más probabilidades de crecer con miedo ante lo desconocido; es decir, con altos niveles de ansiedad. Las fobias son muy comunes, por ejemplo fobia escolar y/o ansiedad de separación, también mutismo selectivo y otros trastornos de ansiedad.

Los vínculos afectivos normalmente se generan con los padres, pero en ausencia de los mismos se pueden crear con otras personas, como abuelos, tutores, cuidadores o puericultores. Lo importante es tener a alguien como referencia estable. Muchos niños huérfanos o institucionalizados, con muchos problemas de conducta y delincuencia, pueden cambiar radicalmente cuando encuentran a esta persona.


Bibliografía
Boris Cyrulnik (2001). Los patitos feos. París: Éditions Odile Jacob.

martes, 19 de enero de 2021

La bicicleta que te hará dudar si quieres un auto.


La bicicleta es un medio de transporte de los más eficientes que existen, pues tiene diversos puntos a su favor: ofrece la capacidad de trasladarse de forma rápida y personal, contribuye con el cuidado del medio ambiente, y favorece la buena condición física y mental así como al aspecto físico de quien la conduce, ya que fortalece y tonifica el cuerpo.

De acuerdo con Bikester, una tienda especializada en bicicletas, la historia de este medio de transporte de dos ruedas data de fechas cercanas a mediados del siglo XIX, cuando principalmente era utilizado para trayectos medianamente largos buscando hacer un menor tiempo, lo cual posicionaba a la bicicleta como gran opción para traslado.

Y mientras a la fecha se siguen aprovechando las cualidades de este medio de transporte, es lanzada al mercado una opción no solo de dos, sino de 4 ruedas que te hará dudar si necesitas un auto, cuyos detalles te contamos aquí en Autopistas.

¿Dónde nació la idea de la bicicleta de 4 ruedas?

La historia de la nueva bicicleta de 4 ruedas surge por la compañía de origen noruego CityQ, la cual está enfocada en ámbitos como el medio ambiente, las energías limpias, los medios de transporte y la movilidad, y que lleva trabajando desde el año 2016 en el diseño inicial conceptual de este medio innovador de transporte. 


CityQ ha trabajado desde entonces en hacer que su prototipo de bicicleta eléctrica tenga más inversiones y socios, por lo que en el último año ha entablado una alianza comercial con una empresa dedicada al lavado de autos a domicilio llamada UpSteam, que cuenta con la particularidad de tener también un enfoque ecológico, pues solo utiliza 1 litro de agua para la limpieza cada automóvil.

 
(Foto: cityq.biz)

UpSteam acordó comprar 10 bicicletas personalizadas de CityQ para las actividades de su negocio, pues otra de las características ecológicas de la empresa de lavado de autos es que su personal de limpieza se traslada en bicicleta al punto donde están sus clientes, y de la misma forma, llevan su equipo de trabajo consigo.

CityQ asegura que los medios de transporte y la ecología serán de los temas más importantes a tratar en los próximos 10 años debido a que el mercado de la movilidad eléctrica está siendo impulsado por todo el mundo para reducir el tráfico de automóviles y por ende la contaminación.

¿Qué es la bicicleta de 4 ruedas? 

Este coche-bicicleta eléctrico, como lo definen sus creadores, ofrece comodidad y tecnologías similares a las de un automóvil, con la capacidad de transportar niños, además de equipaje, de forma segura y sin problemas de movilidad, debido a que la unidad puede trasladarse en carril de bicicletas o bien de automóviles.

Aunado a lo anterior, la fabricante CityQ asegura que la bicicleta de 4 ruedas es muy cómoda en relación a un auto pequeño, y alcanza una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora.

Además, detalla el fabricante de la bici, cuenta con un ancho de solo 87 centímetros, y un peso de aproximadamente 70 kilogramos, por lo cual, afirma, es ideal para cualquier viaje local e incluso puede ser personalizada de acuerdo a las necesidades del comprador.


Otras de las características principales de la bicicleta de 4 ruedas es que cuenta con dos baterías potentes que pueden ser recargadas en cualquier sitio, incluso en la casa. Estas dos baterías brindan una autonomía de 70 a 100 kilómetros por carga, lo cual indica que es duradera. Y en dado caso que la bicicleta se llegue a quedar sin batería, simplemente puedes pedalear, y funciona.

CityQ afirma que su creación es una solución muy viable, ya que al ser una bicicleta no exige algún tipo de licencia especial para conducirla, ni la compra obligatoria de un seguro. 

Noruega, donde nació e inició este proyecto, y de acuerdo con datos del blog Segurobici, es uno de los 10 países con mayor número de índice de bicicletas con relación al número de habitantes. CityQ considera que al tener una población que ronda los 5 millones de personas, las cuales cuentan al menos con 3 millones de bicicletas, este innovador invento tiene una oportunidad de despuntar no solo a nivel país, sino a toda Europa.

Mientras esperamos que las ventas de la CityQ lleguen a América, te adelantamos que el precio de su bicicleta es de 7,450 euros (177 mil 583 pesos mexicanos).

domingo, 9 de febrero de 2020

Acuarela: la poesía de las artes plásticas.


Rosa Roja de La Fe en 1ra Exhibición de Grandes Maestros de Acuarela organizada por IWS en Moscú. Foto: Alexandra Guerrero
Por Anna Abramova
MIRevista Cultural, 7 de febrero, 2020.- Se dice que la acuarela es la poesía de las artes plásticas. Solo con la acuarela se puede conseguir una transparencia efímera y transfusión de colores. Su surgimiento está relacionado con la invención del papel en China en tiempos muy remotos. Durante siglos los mejores pintores en el mundo utilizaron esta técnica para expresar sus sentimientos e ideas.


1ra Exposición de Grandes Maestros de Acuarela. Crédito: IWS Bolivia

El 16 de Julio del presente año se realizó la inauguración de la Primera Exposición de Grandes Maestros de Acuarela en Moscú en IWS Sare Gallery Moscow con la participación de pintores de 23 países.
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IWS (International Watercolor Society) es una organización que reúne a acuarelistas de más de 100 países y promueve la unión de las personas a pesar de las diferencias raciales, culturales y religiosas a través del arte. Desde 2012 IWS realiza exhibiciones y otras actividades para apoyar el interés por la acuarela del público en general, integrar a los pintores que trabajan en esta técnica y proclamar la paz.

Obra de Atanur Dogan

En palabras de Atanur Dogan, fundador y presidente de IWS, la misión de la organización consiste en promover la paz a través del arte, lenguaje común de todas las personas en el mundo.


Taller de Atanur Dogan en la 1ra Exposición de Grandes Maestros de Acuarela. Crédito: IWS Sare Gallery Moscow

El maestro Dogan estuvo presente en el evento junto a su señora esposa, la artista Asuman Ongun Dogan. Ambos dieron magníficos talleres junto con otros artistas de renombre.


Taller de Asuman Ongun Dogan en la 1ra Exposición de Grandes Maestros de Acuarela. Crédito: IWS Sare Gallery Moscow

Sareh Mohebeian Zadeh y Jafar Khoshoei Isfahani, organizadores del evento en Moscú, han hecho que la atmósfera de la exposición estuviera impregnada de un gran amor.


Galardón a Sareh Mohebeian Zadeh y Jafar Khoshoei Isfahani. Crédito: IWS Sare Gallery Moscow

El programa de actividades de International Watercolor Society es bastante agitado. En el curso de 2019 hay varios eventos en Bulgaria, Indonesia, Israél, Slovenia, Bolivia, Albania, Alemania e India. Se puede conocer más en la página: Actividades de IWS en el mundo.


1ra Exposición de Grandes Maestros de Acuarela. Crédito: IWS Sare Gallery Moscow

La Revista Cultural MIR comparte los valores de IWS y seguirá publicando materiales sobre esta organización y sus talentosos integrantes.
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Fuente: Publicado el 23 de julio de 2019 por MIRevista Cultural: http://culturamir.com/acuarela-poesia-artes-plasticas/

sábado, 1 de febrero de 2020

Un humano nuevo en la frontera de la guerra climática.


Dejo el fin del mundo y me dirijo al centro convencida de que, para crear futuro, necesitamos enfrentarnos al sistema que nos ha llevado al colapso y ser aún mejores en esta generación

A bordo del Arctic Sunrise 1 FEB 2020 - 04:46 CET


Mi tiempo en la expedición del Arctic Sunrise en la Antártida llega a su fin. No recuerdo que un final haya sido tan difícil. Tengo una vida de salidas y llegadas. En parte porque soy periodista, en parte porque soy yo. Mi lugar es el movimiento. Estar en un barco, esa casa que navega, encajó tan bien conmigo. Entiendo que este viaje, además del conocimiento que tengo el deber de transmitirles, me ha impactado de dos formas. Y desembarco de este barco y de este continente con esas marcas.

La Antártida, sin duda la mayor belleza que he experimentado, ha desbordado de mí. No tenía referencias para abarcar algo tan fuera del lenguaje. Me marcó especialmente la experiencia de llegar a un lugar donde el ecosistema aún no ha sido destruido, donde se puede ver el ciclo completo de la naturaleza y comprender lo delicado de esta tesitura. La condición de intrusa, el hecho de que constantemente me cuestionara mi presencia allí, me ayudó a ver un mundo fuera de mí.


Vivir en la Amazonia, donde vivo, a menudo es vivir en ruinas, entre ruinas, en las ruinas. Es ser testigo de una destrucción constante. La selva siempre se está rompiendo con una motosierra o con fuego. Siempre hay gente más fuerte tratando de arrancarle mineral de la tierra, de introducirle soja o bueyes, criaturas vivas que se han convertido en mercancía. La lucha en la Amazonia es para perder menos, pero siempre perdemos. La destrucción es mayor que nosotros, los destructores tienen mucho más poder, hoy incluso están en el poder. Pocas cosas son más difíciles que luchar no para ganar, sino para perder menos. Solo un poco menos. Así viven en la Amazonia los líderes indígenas, los ribereños y los quilombolas (descendientes de esclavos rebeldes), los agricultores familiares y también los activistas. Poniendo sus cuerpos delante de la selva solo para perder un poco menos.

En la Antártida, todavía no. Se nota que la presión está aumentando. Los glaciares se derriten a una velocidad asombrosa, algunas especies de pingüinos están sufriendo una drástica reducción de su población, el continente ya se ha calentado debido al cambio climático. En la península, donde estábamos, la temperatura ya ha subido 3 grados centígrados. Sabemos que pronto la Antártida también puede ser una utopía que pervivirá solo en las historias. Pero todavía está ahí. Y su asombrosa belleza acusa toda la destrucción que hemos causado.
Haber estado en un lugar no habitado por humanos y ver cómo todo y todos viven mejor sin nosotros me ha marcado. Los humanos —y es fundamental enfatizar esto— no son un genérico. Cuando me refiero a “nosotros”, me refiero a lo que llamamos civilización y, especialmente, a Occidente. A los dominantes de la especie dominante, que crearon un modo de producción incompatible con la preservación de la vida, que se alejaron de la naturaleza y cubrieron el mundo con una camisa de fuerza de hormigón. En la Amazonia también convivo con otros humanos, los que pierden desde hace por lo menos 500 años, pero, aun así, resisten. Los pueblos originarios, cuyos antepasados plantaron parte de la selva amazónica y crearon una vida compatible con la vida. Pero están siendo destruidos a tiros, junto con la selva, y algunos se están corrompiendo con el so: apartheid climático. Los que sufrirán más los efectos serán los que menos hayan provocado el cambio climático; los que sufrirán más los efectos serán los que menos podrán enfrentarlos, porque son los más desamparados. La crisis climática está atravesada por cuestiones de raza, género y clase. Una vez más, son los indígenas y los negros, las mujeres y los más pobres quienes sufrirán más y primero. Ya está pasando.
Este es el segundo impacto de esta expedición. Aunque haya sido por un corto período, solo 11 días, convivir con personas que entienden que estamos viviendo una guerra climática, que saben que no podemos escoger entre luchar o no luchar, que entienden que la vida ha cambiado y que solo empezaremos un posible futuro si nos convertimos en un nuevo tipo de humano, para mí fue como llegar a casa. La mayoría de la gente que quiero entiende lo que estamos viviendo. Pero solo en parte. La mayoría todavía cree que puede seguir viviendo como antes, hacer los mismos planes que antes, soñar con las mismas cosas, criar a sus hijos con los mismos principios y siguiendo el mismo guion. No entienden que la vida ya no es como antes. Que nuestro planeta está experimentando el cambio más drástico que ha experimentado desde que existimos. Y que tendremos que luchar por políticas públicas que contengan el sobrecalentamiento, actuar para impedir la destrucción de ecosistemas cruciales como la Amazonia y los océanos, y también adaptarnos a lo que vendrá. Porque vendrá, ya viene, para muchos ya ha llegado. Incluso muchas personas inteligentes que han luchado toda su vida contra el racismo, la discriminación por motivos de género y la desigualdad social todavía no han sido capaces de entender que la crisis climática atraviesa todo esto y redefine los parámetros de existencia, cambia incluso la forma de existir. Es algo tan grande que parece que no cabe en el cerebro. Pero esta inconsciencia nos impide actuar.
La experiencia de encontrar en el Arctic Sunrise algunas personas que han cambiado sus vidas porque han entendido la urgencia histórica me ha permitido dormir bien por primera vez en mucho tiempo. Yo misma escribo a menudo que tenemos menos de una década para contener el sobrecalentamiento global a 1,5 grados hasta finales de siglo, para no dirigirnos a los más de 3 grados que la falta de políticas públicas nos impone como horizonte más probable. Es importante repetirlo. Pero, a la vez, todos vemos que las negociaciones no avanzan y que los gobiernos cada vez más los ocupan hombres peligrosos, que niegan la crisis climática porque sirven a los intereses de grupos económicos específicos. También es evidente que, en varias regiones del planeta, los impactos ya han empezado, la vida de los más frágiles y de los más expuestos ya está amenazada y las migraciones ya están en marcha. La idea de que sería posible mantener el sobrecalentamiento en 1,5 o 2 grados como máximo da a la mayoría de la gente la falsa sensación de que surgirá una solución en cualquier momento. Solo los adolescentes se han dado cuenta de que, si no practican la desobediencia civil —en su caso, dejar de ir a la escuela para presionar a las autoridades—, vivirán el futuro en un planeta hostil.
Es como la propia Amazonia. No hay una selva cohesionada, sino diferentes niveles de destrucción en diferentes lugares. Algunos ya han alcanzado el punto sin retorno. Recuerdo a la quilombola Maria do Socorro Silva, líder de Barcarena, un municipio cercano a Belém do Pará, en el encuentro Amazonia Centro del Mundo, celebrado en noviembre. En ese momento, Socorro estaba en otra Amazonia, en una reserva extractiva de la Tierra Media, una región todavía preservada a pesar del aumento de la presión de los grileiros (ladrones de tierras públicas) y los madereros en los últimos años y, especialmente, desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia del país. Miraba a una selva que ella ya había perdido. La suya, contaminada por la empresa noruega Hydro Alunorte, ya estaba corroída. Su cuerpo, devorado por un cáncer que ella cree que fue provocado por la contaminación comprobada de los ríos, está tan condenado como la selva.
Socorro, esta mujer con un nombre tan simbólico, se pasó días mirando tranquilamente la Amazonia aún viva de la Tierra Media y recordando la selva muerta a la que tendría que volver cuando el encuentro terminara. Continuaría comiendo alimentos contaminados y bebiendo agua contaminada porque no tenía otra opción. Me acordé mucho de Socorro de Barcarena, porque me llenaba de Antártida y recordaba que tendría que volver a las ruinas de Altamira. Al igual que la Amazonia vive diferentes niveles de destrucción, nuestro planeta ya vive diferentes etapas de la crisis climática.
En mi generación, la película de culto fue Matrix, estrenada a finales de la década de 1990. En esa distopía, algunos podían elegir entre tomar la píldora azul o la roja. La azul les permitía seguir viendo el mundo bajo el velo de la ilusión y seguir desempeñando su papel para que los engranajes continuaran funcionando. La roja permitía ver el mundo como era realmente, quien la elegía despertaba del sueño de la ilusión. La crisis climática no era lo que estaba en cuestión en la trilogía de las hermanas Wachowski que marcó la historia del cine. Pero hoy es posible revisitar la película a partir de la crisis climática, en el sentido de que, a pesar de todas las señales y de toda la información, la mayoría prefiere negarla. Aunque no la niegue, la niega, porque no actúa. Aunque no la niegue, espera un milagro o sigue agarrado a la rutina posible. Solo eso explica por qué no están todos luchando en las calles y practicando la desobediencia civil contra las autoridades, los gobiernos y las corporaciones que, un poco más cada día, condenan nuestro futuro ya presente.
Algunas de las personas de la tripulación del Arctic Sunrise ya han sido arrestadas por participar en acciones para impedir la contaminación ambiental o para rescatar a migrantes en alta mar que huían de países en guerra. Luchar por lo colectivo, prevenir la destrucción del planeta, salvar a personas de la muerte son acciones cada vez más criminalizadas por muchos gobiernos, lo que demuestra el nivel de perversión en el que estamos inmersos. Y el nivel de perversión apunta hacia la gravedad del colapso climático. Los ambientalistas y activistas están siendo tildados de “terroristas” y tratados como tal. Esta siempre ha sido la estrategia de quienes dominan el sistema para silenciar la verdad incómoda. Basta recordar cómo algunos gobernantes y sectores de la extrema derecha han tratado a la joven activista sueca Greta Thunberg, intentando que parezca loca, desequilibrada o incluso extraña para que su mensaje de urgencia no se escuche.
Es duro ver a los científicos enfrentando condiciones meteorológicas peligrosas en botes, tragando agua de mar por la nariz para recolectar ADN de especies en el océano Antártico o contando pingüinos mientras pisan mierda en un frío polar. Es duro presenciar todo este esfuerzo y darse cuenta de que muchos gobiernos los están tratando como enemigos. Las pruebas que la ciencia está encontrando sobre los impactos de la crisis climática amenazan los intereses de las corporaciones que dominan el mundo y los gobiernos que los atienden. El ataque que Bolsonaro promovió contra el Instituto Nacional de Investigación Espacial en 2019, que resultó en la renuncia de su director, no tenía otro motivo que querer borrar las pruebas del aumento de la deforestación en la Amazonia.
Es duro ver que se criminaliza a activistas que luchan por lo colectivo, por lo que podemos llamar el común global, y muchos de ellos ahora están olvidados en cárceles de diferentes países. Como les sucedió en noviembre a los ecologistas arrestados en Alter do Chão, en Pará. Y mucha gente se traga la versión distorsionada porque cualquier mentira parece ser una alternativa mejor que la cruda verdad. Mientras estoy en la Antártida, recibo noticias cada vez peores de la Amazonia, donde los líderes no solo son arrestados, sino que algunos también son asesinados. Si los brasileños, en lugar de tomar ansiolíticos, tomaran la píldora roja, todos estarían luchando por la selva junto a los que están muriendo solos, porque luchar por la selva es luchar por los hijos de todos.
Dejo la Antártida, pero la Antártida no me deja. Empiezo a regresar a la Amazonia, uno de los frentes de la guerra climática donde hay cada vez más sangre, convencida de que tenemos que crear futuro. No me hago ilusiones de que podremos detener el sobrecalentamiento global con los gobiernos que tenemos y con la falta de acción de la mayoría de la población. Pero, si tendremos que vivir en un planeta peor, quizás podemos ser capaces de crear un humano mejor a partir del conocimiento que tienen los humanos que saben cómo vivir en la naturaleza sin destruirla ni consumirla hasta el exterminio.
Sini Saarela, una finlandesa alta, delgada y de piel translúcida, con unos ojos muy azules y un cabello largo y rojo, se encontraba entre los 30 activistas de Greenpeace que fueron arrestados en Rusia en 2013 por tratar de evitar la extracción de petróleo en el Ártico. Estar en una prisión rusa es no saber si te quedarás allí durante dos días o toda tu vida. Sini estuvo dos meses. Durante los primeros 45 días, estuvo confinada sola en una celda. Ella y sus compañeras crearon un código de golpecitos para poder comunicarse. No para tener conversaciones elaboradas, solo para saber que la otra estaba viva. Durante los últimos 15 días, Sini estuvo en una celda con mujeres enfermas. Una de ellas estaba mentalmente comprometida y era bastante agresiva, gritaba por la noche. Amenazas en ruso que Sini no podía entender. Cuando la liberaron, Sini se hizo un tatuaje en el brazo para marcar lo que vivió. Son matrioskas, esas muñecas rusas que caben una dentro de la otra. Sin embargo, las de Sini se abren, como las muchas capas de sí misma que tuvo que atravesar para mantener la cordura y la capacidad de seguir luchando.
Al final del recorrido, no hay una muñeca pequeña como en el juguete tradicional, sino un pájaro que vuela hacia la libertad. “Aunque me arresten físicamente, dentro de mí soy libre”, me dice. En este viaje, la luz del verano antártico iluminaba el tatuaje en el brazo de Sini. Para mí, se convirtió en una especie de faro en ese barco que ha trabado tantas batallas y que ahora también navega dentro de mí. Termino este diario con ella, porque 2020 será brutal. Sin embargo, quién sabe, quizá más personas pueden atravesar sus capas de negación y liberar la mente para unirse a la tarea colectiva —y urgente— de crear un humano nuevo en el futuro que seamos capaces de imaginar.
Fuente: elpais.com

lunes, 27 de enero de 2020

309 Versiones de Borges: Con Gerardo Ciancio, creador y custodio de una “biblioteca Borges” que crece desde hace décadas.


Escribe: Javier Etchevarren en Suplemento | Foto: Ilustración: Ramiro Alonso


Su orgulloso propietario le llama La borgesteca: una colección de 309 libros de (y sobre) Jorge Luis Borges, que incluye primeras y segundas ediciones, trabajos sobre su vida y su obra, sobre sus vínculos con la cábala, la ciudad, la matemática o las variantes del humor. Este acervo se convirtió en pretexto para conversar sobre Borges con su compilador, Gerardo Ciancio (Montevideo, 1962), que es, además, profesor de literatura, ensayista y poeta.

¿Cuándo empezaste a interesarte por Borges?

En la adolescencia; estaba por empezar cuarto año de liceo, en un verano muy caluroso. Yo leía, creo, bastante, aunque desordenadamente, en forma aleatoria, en la biblioteca que tenía mamá, pero también libros prestados, generalmente por personas mayores que yo. Borges aún no era Borges para mí. Leí sus poemas en una edición de Emecé que entre los años 50 y 60 fue sacando su obra poética en reediciones ampliadas. Pero quien me presentó a Borges narrador, a Borges sin cortapisas, fue la profesora Silvia Viroga. Sus clases interpretando “Las ruinas circulares” o “La espera” (especialmente este cuento, que es un prodigio de ingeniería narrativa) generaban entusiasmo, ganas de seguir leyendo, pasión por la lectura y la interpretación de los textos.
Si lo vemos como un proceso, luego, como adulto y como docente, ¿cómo fue cambiando tu lectura de Borges? ¿En qué aspectos de su obra o su personalidad fuiste poniendo mayor énfasis con el paso del tiempo?

En el IPA [Instituto de Profesores Artigas] estudiamos Borges, aunque poco y superficialmente. Yo seguía con mis lecturas de y sobre su obra. A partir de 1986, cuando murió, también empecé a interesarme por la vida de Borges (aunque [Roberto] Bolaño dice que no hay cosa más aburrida y poco épica que la vida de un poeta), por las relaciones con sus diferentes entornos, por los cuestionamientos a su persona, especialmente, en tanto animal político. Y no me refiero solamente al Borges oral, al de la respuesta breve, ocurrente, mordaz, caprichosa, políticamente incorrecta, orejana, desprolija; por momentos, un Borges de entrevistas de magazines, diarios, semanarios, radios, de buenos periodistas y de periodistas de bolsillo, oportunistas, y paradójicamente, muchas veces no lectores de Borges. También por las mujeres con las que trabajó, a las que amó, a las que no amó, por sus ancestros y sus amistades del mismo campo literario, o del campo cultural de casi todo el siglo XX. Pero, por supuesto, me interesé mucho en sus textos, en sus rizomáticos, laberínticos, obsesivos y recurrentes textos de todos (o casi) los géneros posibles que escribió. En los textos más del borde, de su periferia escritural (como notas sobre cine, breves reseñas, algunas cartas, folletos). Borges es Borges, tan borgeseano como en los cuentos de Ficciones [1944] o en los poemas de El hacedor [1960]. Ese nivel de paridad, ese extraño y poco frecuente respeto a la escritura, no importa cuál sea el soporte genérico o el contexto mediático o la situación comunicativa o el público lector, esa capacidad para construir una firma autoral siempre, su rigor, su precisión lingüística y el detalle erudito (no me interesan los niveles de ficcionalidad de esa erudición, que, como sabemos, muchas veces fue un simulacro, un juego dentro del juego que es la literatura, una impostura perdonable y exquisita).

Conocí a un argentino que reunió más de 700 entrevistas a Borges en distintos formatos, extensiones y calidades. Pero eso fue hace años. Por mi parte, en 1986, cuando la noticia inundaba las tapas de revistas y diarios que anunciaban su muerte, su entierro en Ginebra, etcétera, la fiebre borgeseana comenzó a tomarme todo: comencé una búsqueda (con los dineros y recursos de un profesor, claro) y adquisición –cuando podía–, especialmente, de la obra crítica. Por ahí surgió una suerte de conato de coleccionismo, pero como sabrás, todo esto es borgeseanamente infinito, hay una sinécdoque en mis estantes. Una parte de un todo más vasto.

Gerardo Ciancio en su casa.

¿Cuál es tu visión actual sobre ese Borges en tanto “animal político” y el tipo de reacción que suscitó en algún momento? ¿Aún hoy se lo cuestiona en determinados ámbitos por ciertos comentarios y comportamientos vinculados a las dictaduras latinoamericanas?

Sí, creo que aún hay prejuicios para acercarse al nudo central de su obra, que es lo que en verdad importa. En realidad, incluso hay un texto de Juan Gelman que, de alguna forma, lo reivindica; es decir, cuando él, al final de la dictadura argentina o al comienzo del movimiento del Nunca Más, adhirió y concurrió a escuchar declaraciones sobre los desaparecidos y sobre presos y torturados. En fin, es un tema complejo, espinoso, que si sólo se lee con los lentes 3D ideologizados, no permite claridad, o sesga tanto la cuestión que la magnifica, y creo que la inigualable propuesta borgeseana acerca de la literatura en sí y qué es la literatura como práctica humana compleja se desdibuja o, peor, queda silenciada. Por supuesto, hay gestualidades, como aquella tapa de periódico y revista con la foto de Borges (quizás doblemente ciego) estrechando la mano de Augusto Pinochet en el Palacio de la Moneda, luego de que fuera invitado a dar una conferencia en un ámbito académico, no tan grotesco y gorilesco como ese donde la instantánea lo congeló en una actitud, por supuesto, deplorable, o, por lo menos, injustificable para un intelectual de ese porte. Ahora bien, el anecdotario es diverso, confuso, patético, e incluye, además, la bajada de la lista a candidatos nominados al premio Nobel.

Centrándonos ahora en tu colección, ¿cuál es el ejemplar más raro que tenés? ¿Y el que más valorás o apreciás?

Tengo algunas primeras ediciones que atesoro, algunas segundas (por ejemplo, las dos primeras de El Martín Fierro [1953] son idénticas excepto por el pie de imprenta y un discreto letrerito de “segunda edición” que consignó Columba, su editor), la segunda de Manual de zoología fantástica [1957] es prácticamente idéntica a la primera, publicada en Fondo de Cultura Económica, libro que la misma editorial mexicana siguió reeditando en la colección Breviarios. En cuanto a libros sobre Borges: los hay sobre su vida, su poesía, su narrativa, su obra en general, el sustrato filosófico de su obra; libros sobre Borges y la cábala, y la ciudad, y la matemática, y Oriente, y la física cuántica, y el humor, entre tanto. De cierta forma, me divierte –si es el verbo adecuado– coleccionarlos y reunirlos en el estante de Borges, y pareciera que este tipo de acercamiento hermenéutico va construyendo un hiper-Borges, un Borges ubicuo, un Borges acoplable al segundo término que se le ocurra al escritor de turno. Borges y..., pero funciona editorialmente, funciona para acceder a diferentes perfiles de su obra y de los nudos de pensamiento, como la ciencia, la metafísica o el lenguaje, que hay en los diversos estratos de su corpus creativo. Hay libros sobre detalles de la vida de Borges, lugares donde estuvo; a veces, sitios de provincia en los que pareciera que el hálito borgeseano marcó la historia de ese topos, de esa comunidad, o de ese auditorio, por lo menos.

Como te decía, cuando fallece, en 1986, el Consejo de Educación Secundaria convoca a un concurso de ensayos sobre Borges. Junto con la profesora y narradora Andrea Blanqué compartimos el premio: la edición de nuestros trabajos, hojas mimeografiadas, grapadas con un ganchito, con el título del trabajo en la portada (una hoja igual a las anteriores, pero de color gris, agrisada). En mi borgesteca lo guardo con cariño, como un ejemplar de culto, envejecido por el tiempo y por mi nula relectura por el momento. Quizás esa impúdica pieza a mimeógrafo sea el ejemplar más raro y bizarro (uso el adjetivo en sentido débil y claramente peyorativo) de los que guardo. Hablando más en serio, me gusta mucho la primera edición de El libro de los seres imaginarios, de 1967, es decir, bastante reciente en esta bibligorafía, con espléndidas ilustraciones que lo hacen un objeto singular en el universo borgeseano.

En cuanto a valoración, me es difícil imaginar un libro, pero sí te puedo asegurar que me seduce el primer libro que salió sobre Borges. Es decir, la primera vez que, en formato libro, Borges era tematizado, era el sujeto del volumen, por decirlo de alguna forma: Borges y la nueva generación, del argentino Adolfo Prieto, publicado en 1954.

Sobre la relación de Borges con Uruguay, y de los uruguayos con Borges, ¿qué hay escrito y publicado específicamente?

Borges jugaba a sentirse oriental, de esta orilla del Plata. Algo de razón lo asiste en términos de su genealogía familiar, por ejemplo. Además, venía desde niño, tenía familiares, amigos, daba conferencias en Montevideo, ambientaba cuentos y poemas en nuestro extraño país, en Montevideo, Salto, Fray Bentos, Tacuarembó, lugares que, desde su más profundo pensamiento mítico, lo cautivaban. El poema a nuestra ciudad, de lo mejor que se ha escrito sobre ella (“ciudad que se oye como un verso”, ¿un pentasílabo?), supone conocer y amar un topos en este mundo, incluso añorarlo, en su caso, viviendo en la capital doblemente fundada (por los españoles y por Borges: Buenos Aires como un juego que se (re)funda en una progresión casi geométrica). Además, en relación con el corpus total de su obra, escribió bastante sobre literatura uruguaya y sobre libros de autores uruguayos. A veces con una saña perdonable, pero saña al fin: la nota sobre Caracol marino [1933], de un poeta uruguayo [Francisco R Villamil], es una retahíla de exabruptos exegéticos: ¿un juego de maldad? Hace unos años compré el libro Caracol marino en una librería de ocasión... Claro, Borges parece hasta condescendiente cuando uno revisa ese conjunto de poemas. 

¿Por qué lo hacía? ¿Disfrutaba de ese “hecho” intelectual en casos como el de Caracol marino, o con el análisis de una película deplorable? ¿Le suponía un ejercicio inevitable, una tentación pulsional sin otra alternativa que ponerse a escribir sobre ese “objeto cultural” que, previo a la escritura, deploraba?


En cuanto a la escritura que tematiza, analiza e interpreta a Borges desde esta orilla, hay bastante. Basta citar los trabajos de [Emir] Rodríguez Monegal, los de Lisa Block, o los volúmenes colectivos que compilaron [Juan] Fló (aunque su libro no es necesariamente un trabajo de multitud de “plumas” uruguayas), [Rómulo] Cosse o [Pablo] Rocca, y ya hay un corpus de escritura uruguaya sobre Borges nada despreciable. Todo lo contrario: varios de estos trabajos son referencia en todo el mundo, incluso más allá del ámbito de nuestra lengua. Hay varios trabajos que suman perspectivas y que en su momento aportaron miradas y asedios a Borges pensando, entre otras intencionalidades escriturales, en la transferencia de conocimiento del que es polea de transmisión el sistema educativo (Washington Benavides, Roberto Appratto, Marta Canfield, Jenny Barros, etcétera).

¿Qué aspectos o anécdotas específicas de la vida de Borges te han llamado más la atención?

He leído diversas biografías de Borges. Los autores difieren, coinciden, repiten cristalizaciones “mitológicas” de su vida, buscan entre los entresijos más recónditos de lo que se supone que fue su vida, incluso hay diversos abordajes psicoanalíticos, o de mujeres que lo acompañaron en un trayecto de su vida de una forma u otra (colaboradoras, parejas ocasionales, o bien flirts que no cuajaron). Es paradigmático el caso de Borges a contraluz, de Estela Canto [1989], por todo lo que supone su perspectiva acerca de la conflictiva relación con Borges, en plena madurez de este. Por suerte, no hay ninguna que se presente como labiografía o la biografía “definitiva”. Sí hay algunos biógrafos que lo intentaron, manejando documentación de su vida privada, ficciones de su vida pública o literaria. Para contestar: si algo me interesa de su vida es su estadía en Europa durante la Primera Guerra Mundial (etapa formativa clave para lo que se vendría después en la construcción del intelectual Borges), y luego, pequeños episodios, por lo lúdico, por lo que tienen de leyenda urbana, como cuando se escapó, literalmente, de la casa de su primera mujer, siendo un hombre setentón. Se escondió en Córdoba (¿[Leopoldo] Lugones?) y luego en Coronel Pringles (¿César Aira?, ¿Arturo Carrera?). Todo este episodio de sainete o comedia de Luis Sandrini, visto a la distancia y sin padecerlo, claro, lo narra muy bien [Norman Thomas] Di Giovanni, su amigo, traductor y, en cierta forma, biógrafo. Por supuesto que episodios como el del golpe en la cabeza cuando subía la escalera, la internación, la fiebre, la casi agonía y el hecho de que a partir de allí vislumbrara lo mejor de su mundo ficcional, me atrae, como la manida anécdota de su nombramiento de inspector de corrales y gallineros (lo caricaturizo, ya que fue un acto administrativo un tanto más complejo y diverso). Me seducen, regresan a la memoria como si le hubieran ocurrido a un amigo en un sueño que nunca me terminó de contar.

lunes, 13 de enero de 2020

Hallado el misterioso poblado musulmán que sólo se conocía por el Cantar de Mío Cid.

Estatua del Cid en Burgos. MAR JUNCO

Las excavaciones en el yacimiento de La Mora Encantada afloran los restos de un poblado musulmán donde pudo tener lugar la batalla de Alcocer



Las excavaciones realizadas por la Diputación
de Zaragozaen el yacimiento de La Mora Encantada, en la localidad de Ateca, han permitido descubrir nuevos restos del poblado islámico del siglo XI en el que el Cantar de Mío Cid situó la conquista y la posterior batalla de Alcocer.

Los últimos hallazgos siguen consolidando la tesis de que ese enclave del que sólo se tenía constancia en el famoso poema épico medieval existió en realidad y estaba junto a la vega del río Jalón, dentro de lo que hoy es el término municipal de esta localidad zaragozana.


El historiador Francisco Martínez ha señalado que "las excavaciones han permitido resolver una incógnita que ha durado varias décadas: Alcocer existió y está en Ateca".
Añade que "otra cosa es que la batalla y el resto de acontecimientos narrados en el Cantar de Mío Cid sean ciertos o no, pero la confirmación de que Alcocer está en el paraje de La Mora Encantada abre la puerta a la posibilidad de que El Campeador, una vez desterrado en el año 1081, siguiese la ruta del Jalón para llegar a Barcelona y buscar cobijo en la corte de los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II".
Una vez descubierto el Alcocer cidiano, ahora se intenta averiguar qué sucedió realmente allí. "La importancia y el sentido de las excavaciones reside en saber si Alcocer fue un lugar conquistado por Rodrigo Díaz de Vivar, lo que aportaría veracidad a la batalla narrada en el cantar que loa sus hazañas", explica Martínez.
Detalla que los últimos trabajos realizados en el yacimiento "vuelven a reforzar la idea del abandono definitivo del asentamiento tras su destrucción y quema a finales del siglo XI".
Esta última conclusión se extrae del registro arqueológico obtenido a lo largo de las cuatro campañas desarrolladas en los últimos años y refuerza la hipótesis de que El Cid pudo estar realmente en Alcocer. Además, los restos cerámicos que han ido apareciendo son taifales del siglo XI, lo que coincidiría con el posible paso del guerrero castellano por estas tierras en el año 1081.

ÚLTIMOS HALLAZGOS

Los nuevos hallazgos están relacionados con la cerámica para uso en cocina y mesa (ollas, cazuelas...), mientras que estructuralmente sólo se han podido documentar dos muros muy deteriorados.
"Una vez analizados los restos aparecidos, se nos vuelve a presentar un registro muy compacto centrado hacia finales del siglo XI", detalla Martínez, quien además subraya "el gran paralelismo" de esos nuevos hallazgos con la cerámica andalusí encontrada en anteriores intervenciones dentro del casco antiguo de Calatayud.
El conjunto de los restos aparecidos a lo largo de las cuatro campañas de excavaciones realizadas hasta ahora por la Diputación de Zaragoza refuerza la idea de que Alcocer ocupaba toda la parte oeste del enclave.
Según Martínez, "formaría el típico asentamiento musulmán en lo alto de un cerro dominante, soleado, de fácil defensa, quizá con alguna dependencia tipo posada desde donde se estaría en contacto con otros enclaves mediante señales luminosas o de humo para advertir de posibles contratiempos en el camino".
Fuente: elmundo.es

martes, 7 de enero de 2020

Fenómeno booktuber: los influencers de los libros.

Andrea Izquierdo Fernández, alias Andreo Rowling.

Son los prescriptores más eficaces para los jóvenes lectores y rostros cada vez más cotizados por las editoriales.

Una habitación llena de libros, con estanterías de Ikea (modelo Billy) y algunos muñecos entre los estantes. Desde ese espacio íntimo, en el que ha pasado tantas horas leyendo, graba un vídeo contando precisamente eso: lo que ha leído, lo que piensa de 1984, de Harry Potter, de Ready Player One... Y la habitación se convierte en un escaparate público.
No va de videojuegos ni de moda: va de literatura y se llama booktube, la comunidad de youtubers especializados en libros, con miles de seguidores adolescentes y jóvenes. Casi como un club de lectura virtual -la interacción con los usuarios es importantísima-, en el que el/la booktuber se convierte en el prescriptor literario. Huyen del concepto crítico. Simplemente recomiendan lo que les ha gustado, como si le hablaran a un amigo. Y las editoriales les han fichado para sus campañas promocionales.
En los últimos años, el fenómeno de los booktubers se ha consolidado. Y el público al que se dirigen -que era de 12 a 24 años- va creciendo, como ellos. Y ellas. Porque en este mundo predominan las mujeres: el 78,8% de chicas de 14 a 24 años lee de forma habitual, mientras que con los chicos el porcentaje cae más de 10 puntos (el 65%), según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España. Un barómetro que, a pesar de la noticia positiva de que los lectores crecían hasta el 67,2% de la población, dejó un dato alarmante: un 38,2% de españoles no lee nunca.
Algo que pueden cambiar las nuevas generaciones: son el segmento de población que más lee y cada año las cifras van en aumento. Los jóvenes de 14 a 24 años se acercan a la literatura a través de nuevos canales, de Booktube a Bookstagram (cuentas de Instagram en las que se suben fotografías de libros).
«El sector editorial ha dado un giro en los últimos años y las editoriales han tenido que enfrentarse a cambios de producción, consumo y formato. Las nuevas tecnologías y las redes sociales han abierto un mundo de formatos. El boom de los booktubers se dio sobre todo con la literatura infantil y juvenil, pero ha ido evolucionando y creciendo. La prescripción mediante lo audiovisual ha sido un éxito y las editoriales lo han aprovechado», considera Nicole Etchevers, doctora en Comunicación Audiovisual, experta en nuevas tecnologías y profesora del Máster de Edición Digital de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde se analiza el fenómeno de los booktubers.

La manera de comunicar explica su éxito: «Son jóvenes que hablan a sus pares, en su mismo lenguaje, con unos referentes y códigos compartidos, de una forma desenfadada y con mucha naturalidad. En sus vídeos demuestran una exacerbación de la creatividad a través de la edición, posproducción, música, palabras sobreimpresas o emoticonos... Cuidan mucho la escenografía: los muñequitos y el merchandising que hay detrás también comunican. Y el público se siente identificado con ellos», explica Etchevers.
«Cuando hacemos una campaña de lanzamiento de un nuevo título siempre pensamos en cómo difundirla a través de las redes. Booktube es una nueva manera de comunicar y ya se ha integrado en la estrategia comercial de las editoriales enfocadas a infantil y juvenil», afirma Núria Martínez, jefa de Comunicación de Minotauro.
Más allá de la reseña audiovisual o el unboxing (es un género en sí: los booktubers abren las cajas-regalo de las editoriales, con un packaging llamativo o edición especial, y comentan algo del libro), en la pasada Feria del Libro de Madrid, Minotauro fichó a varios booktubers para hacer un quest (una búsqueda-gincana) en el parque del Retiro y promocionar la trilogía Sombras de Magia de Victoria E. Schwab, un hit de la ciencia ficción juvenil norteamericana. «Ha ayudado mucho a visibilizar la trilogía», apunta Martínez. Aunque no hay cifras oficiales del crecimiento de ventas por la acción de los booktubers, un análisis de Amazon estima que tras la promoción en Booktube el libro se dispara un 20%.
¿Y cómo son los booktubersCasi todos, jóvenes letraheridos. «Desde pequeña me encanta leer, pero en el colegio no había compañeros con los que pudiera compartir esa pasión. Descubrí Booktube de casualidad. Pensaba que en Youtube todo eran videojuegos, moda, deportes y maquillaje... Era 2014 y tras pasarme un día viendo vídeos creé mi canal. Ojalá hubiera existido cuando yo tenía 12 años: psicológicamente me habría ayudado mucho, me habría sentido menos sola», confiesa Andrea Izquierdo, que a sus 24 años ya ha publicado cinco libros.
En las redes es Andreo Rowling, una de las booktubers más populares con más de 150.000 seguidores. «No he estudiado nada vinculado con la crítica literaria profesional. Me considero recomendadora», apunta (estudió Derecho y Dirección y Administración de Empresas mientras su canal no paraba de crecer). Evidentemente, Andreo Rowling es fan de Harry Potter. Incluso reescribió el final de la saga porque no le gustaba el de J. K. Rowling. «El mío es más dramático», confiesa.

Aunque sus canales tratan de fomentar la lectura, a veces se acusa a los booktubers de estar al servicio de las editoriales, como los influencers cuando promocionan una marca. «A la hora de colaborar con editoriales, tengo muy claro que mi canal no es un escaparate gratuito sin ningún tipo de criterio. Si participo en una campaña pagada pongo el hashtag #ad [de advertising, publicidad]», asegura Andrea Izquierdo.
Muchos booktubers han dado el salto a la escritura, como Josu Diamond (con 193.000 seguidores, ha expandido su canal a otras temáticas: viajes, series...) o Vanessa R. Migliore (alias Iris de Asomo), ganadora del Premio de Novela Oz con El despertar de las brujas. Licenciada en Comunicación Audiovisual en su Caracas natal, Vanessa R. Migliore vino a Madrid para estudiar Márketing. Trabajó en una agencia de comunicación y se enfrentó «a un ambiente laboral muy negativo» que le hizo caer en una depresión. «Tenía un blog de escritura, pero quería hacer algo más, compartir mi gusto por la lectura con otras personas y decidí que sería buena idea mezclar lo literario con lo audiovisual, dos elementos que se complementan a la perfección», cuenta.
Desde entonces, su canal se ha consolidado con un público eminentemente femenino (en torno al 80%). «He creado un espacio común para mujeres que disfrutan de la lectura. Casi todas las booktubers que conozco y sigo son chicas», asegura. El perfil de su audiencia ha ido evolucionando con ella: ya no son adolescentes sino mujeres de entre 25 y 40 años. «No tengo 24 años, esa fue la edad con la que comencé el canal y creo que lo que he hecho es evolucionar. He madurado con los libros y eso ha significado un cambio importante dentro de mi contenido», considera Migliore, que también destaca como bookstagrammer.
Es la nueva plataforma de moda en Instagram: los libros protagonizan naturalezas muertas o las fotos de viajes idílicos. «Puedo adaptar el contenido literario a la fotografía», apunta. Leer también es estética.
Fuente: mundo.es